No se inquieten por nada
Este último mes ha sido bastante difícil para mí, en el ámbito académico/profesional debido que he tenido muchas actividades tales como presentaciones y entregas de trabajos. Todo esto había provocado desvelo y que no tuviera tranquilidad en mis días porque uno de mis mayores temores ha sido quedar en vergüenza delante de mucha gente. Uno de los momentos que más recuerdo es que a mitad de la noche me levante con un ataque de pánico. Mi corazón estaba demasiado acelerado, pensé que se me iba salir, llegaban pensamientos a mi cabeza que no me daban tranquilidad, al contrario. En medio de la oscuridad me levanté e intente orar, pero mis miedos, preocupaciones y mis pensamientos negativos eran más grandes que no me lo permitían, no lograba entrar en una conversación plena y necesaria con Dios. Esto hasta que Dios me recordó su palabra y de inmediato leí el siguiente versículo:
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7 NVI
Luego de leerlo mi corazón se calmó, mis pensamientos negativos desaparecieron, fue algo tan rápido que no lo podía creer. Fue en ese preciso momento que pude orar con una paz tan grande. En ese momento sentí la presencia de Dios n mí, sabía que estaba ahí al lado mío, y su compañía cambió mi estado de pánico a uno de calma. En ese momento pude comprender que su paz es más grande que mis propios pensamientos. Al estar en esa paz vino a mi mente un versículo que me recordaba una de sus promesas en mi vida y era que si creía en él no sería avergonzada (Romanos 10:11). Ese día quedó marcado en mi corazón. Quedó marcado más porque ese versículo de Filipenses me ha estado ministrando desde que comenzó el año. En cada devocional, prédica, libro, etc., siempre Dios me lo recuerda una y otra vez. Quizás es porque me estaba preparando, me está adentrando a su palabra para cuando su paz cubriera mi vida yo supiera reconocerla.
Ahora, sé que quizás no es fácil creer porque cada uno vive situaciones particulares que nos pueden quitar nuestra paz, tranquilidad y hasta nuestra fe. Es en esos momentos cuando más debemos recordar aquella promesa que Dios nos dio. Quizás en ese momento de mi vida Dios me recordó su promesa a través de los libros de Filipenses y Romanos, pero quizás para ti sea otra palabra. Recuerda que la biblia es un libro lleno de promesas. Dios no sólo usa personas para darnos un mensaje, también en su palabra encontramos promesas para nosotros.
Si estás pasando por situaciones difíciles, ya sea enfermedad, la pérdida de un ser querido, situación económica o cualquiera otra situación, ora a Dios, no te canses de pedirle ni mucho menos de darle gracias, él está escuchando tu oración. Recuerda que Dios es amor y sólo a través de ese amor nos puede cubrir con su paz, esa paz cual supera todo entendimiento y cuando sientas su paz, él podrá recordarte cada una de las promesas que te prometió, así como lo hizo conmigo en aquella situación. Recuerda que sólo él nos sacará del dolor o la preocupación que estemos pasando, sólo Dios es quien siempre estará por siempre y para siempre para con nosotras.
Con cariño,
Karla Echevarría Altamar
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