Deténte

En algún momento de tu vida haz pensado en detenerte? En lo personal les cuento que el tenerme no era una opción. El detenerme significaba perderme de algo grande que podía pasar justo en ese instante el cual decidí detenerme, ¡Que ingenua, verdad! No me daba cuenta que lo grande esperaba por mí. Al conocer quién realmente es Dios, desde que decidí vivir mis días según la voluntad de Dios, he aprendido a detenerme. Dios me ha llevado a detenerme en muchos momentos de mi vida. El detenernos según la voluntad de Dios, nos lleva a darnos cuentas de ¿quién éramos? y podemos observar claramente hasta donde Dios nos ha traído. El detenernos muchas veces nos conecta de una manera increíble con Dios a tal punto que nos recargamos para continuar.

En el tiempo que llevo con Mi Biblia de Papel, en varias ocasiones Dios me ha detenido para muchas cosas, moldearme, hablarme, re-conectarme con él, hacerme más sensible, mostrarme lo que él desea, entre otras cosas. El detenernos en nuestra vida muchas veces es necesario porque le damos espacio a Dios para que seamos su lienzo. Pero, el detenernos no es sentarnos a esperar que Dios haga por nosotros, el detenernos es darle la oportunidad a Dios que actúe en nosotras. El tiempo de Dios es uno perfecto lleno de propósitos, propósitos muy grandes para tu vida. Permítele a Dios llevarte a ellos. Deténte, no continúes corriendo cansada por la vida, no continúes perdida en la vida, no camines sin saber hacia donde ir. Deténte porque todas necesitamos detenernos para que Dios haga de cada una lo que deba hacer, para que nos muestre lo que deba mostrarnos, para que nos lleve a donde deba llevarnos. Porque deteniéndonos y encontrándonos con Dios podemos encontrarnos con nosotras mismas. Y encontrarnos con nosotras mismas es conocer hacia donde ir, es conocer ¿quiénes? somos en realidad, pero sobre todas las cosas es ir hacia un gran propósito. Deténte y conversa con Dios, hay grandes cosas esperando por ti.

Tu amiga,

Marina Cruz