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A Solas

A solas pasamos muchos momentos de nuestra vida. A solas peleamos muchas batallas. A solas hemos caminado nuestros desiertos. Hace un año enfrenté un proceso de ansiedad el cual me llevó a estar a solas con Dios. A solas enfrentándome conmigo misma, a solas enfrentándome con el enemigo más difícil para vencer, mi mente. Pasé un proceso de ansiedad que me llevó a solas conmigo, me llevó a solas con Dios. A solas aprendí a conocer a Dios en lo más profundo, a entender su silencio porque a solas hemos enfrentando nuestras más grandes batallas, pero a solas hemos conocido la Paz y la Gracia de Dios. Viene a mi mente un momento durante una crisis de ansiedad el cual me encontraba en el trabajo con mi ansiedad totalmente descontrolada, a tal punto que me encerré en el baño a llorar en silencio, en aquel entonces era maestra y con las manos sobre mi boca para que mis estudiantes no se dieran cuenta que estaba llorando, me encontraba a solas, a solas llorando en un baño y arrodillada en el suelo le pedía a Dios que no me soltara. Fueron meses donde más a solas me he sentido, pero donde más amada he estado porque Dios nunca me soltó.

Como mujeres enfrentamos muchos momentos difíciles a solas. Momentos donde a puerta cerrada descargamos nuestra tristeza, nuestra frustración. Momentos a solas donde muy probable le cuestionamos a Dios con un ¿por qué? con un ¿hasta cuándo? o con un ¿dónde estás?. Pero, justo en ese momento a solas, donde sólo estoy yo, donde sólo estás tú es justo ahí cuando Dios nos llena de su infinita Gracia y nos renueva, nos transforma, nos hace nueva. Quebrantadas podemos ser un edificio en construcción que tapas con paneles para que no vean lo que están haciendo. Así nos sucede a nosotras, muchas veces ante el mundo mostramos que todo se encuentra bien, pero a solas podemos saber que no, a solas sabemos que nos encontramos bajo construcción, a solas nos encontramos con el que poco a poco va restaurando aquello que necesita ser reparado en nuestra vida. A solas al taller del Maestro vamos. Recuerdo que mi amiga Marenid en mi proceso me compartió un versículo que lo llevó en mi corazón desde ese instante: “Yo siempre te tengo presente; si tú estás a mi lado, nada me hará caer.” Salmos 16:8

No importa tu proceso, Dios nunca te dejará caer. Cuando más a solas te sientas recuerda que es cuando más cerca estará Dios de ti.

Tu amiga,

Marina Cruz




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